En esta pequeña historia de Lina Rangel y Brenda Flores conocemos por fin a Ceci y Mónico, personajes que ya nos habían presentado en una ilustración anterior. Así conocemos este pequeño mundo mágico donde todos parece disfrutar de sus dones. Todos menos Ceci, quien ha nacido sin magia. Esto hace que todo el mundo parezca sobreprotegerlo pues no conciben lo que es un mundo sin capacidades mágicas.
Menos mal que para eso está Mónico, amigo y confidente que le ayuda a despejarse cuando puede. La amistad que muestran es muy bonita pues Mónico en ningún momento trata a Ceci de manera distinta. Incluso escucha cuando le desvela su razón por la que quiere tener magia. Además aquí ya se muestra un tanto de aviso sobre lo que va a pasar más tarde, un intercambio del que ambos se benefician, aunque me hubiese gustado ver también un poquito el lado de Mónico. De igual manera, creo que si desde un principio supiéramos el sueño de Ceci quedaría un poco más natural.
En general es una historia muy adorable, con dos personajes que evocan mucha ternura. El apartado gráfico es también ligero, pero con una organización buenísima. En muchas ocasiones estas historias cortas tienen un balance un tanto desequilibrado, pues el límite de páginas para contar una historia puede resultar un reto. En este caso sin embargo la estructura de páginas ha sido excelente y eso hace que podamos disfrutar de la historia con un extra.
Pili 🌙