Hoy es probable que visitemos el lugar más popular entre los turistas después de Tokyo. Y es que amigos, estáis de enhorabuena ya que visitamos Nikko, que es un destino reconocido internacionalmente por los viajeros gracias a su impresionante riqueza natural y a su excepcional legado histórico y cultural.
Nikko se encuentra entre las montañas de la prefectura de Tochigi. Su nombre, literalmente significa "luz del sol", cosa que me chocó bastante ya que cuando lo visité era un día lluvioso peeeero supongo que un día malo lo tiene cualquiera.
Nikko alberga un conjunto de templos y santuarios de tal importancia, que son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1999. Hace más de 1200 años, un sacerdote budista, Shodo Shonin, fundó el primer templo de Nikko. Siglos después, y siendo ya Nikko un famoso centro budista sintoísta, Tokugawa Ieyasu (un jefe guerrero) decidió que Nikko sería el lugar para emplazar un mausoleo una vez muriera. Y así fue, cuando su nieto Tokugawa Iemitsu en 1634 construyó el santuario-mausoleo Toshogu, para su abuelo. Este santuario es un reflejo del poder y de la riqueza del clan Tokugawa, y desde ese momento, Nikko sería conocido por su esplendor (de ahí el significado de su nombre).
Existen dos maneras de llegar a Nikko desde Tokio: con la compañía Tobu o con la compañía JR. Si tenemos JR Pass, la mejor manera es tomar un shinkansen o tren bala (desde Tokio o Ueno) hasta Utsunomiya (50 minutos) y ahí cambiar a la línea local JR Nikko hasta Nikko (50 minutos).
En caso de no disponer de JR Pass, podemos optar por usar uno de los limited express de la compañía Tobu que salen desde Asakusa. Llegaremos a la estación de Tobu-Nikko en aproximadamente dos horas.
Bueno, una vez llegamos veamos qué es lo que Nikko nos puede ofrecer. De primeras, un paraje natural rebosante de paz y tranquilidad que podemos disfrutar recorriendo las diferentes rutas marcadas. Y después, una serie de edificaciones que de verdad abruman y que vamos a mencionar en esta entrada por orden de llegada.
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La naturaleza de Japón es mágica. |
Lo primero de todo, debemos saber que Nikko se encuentra en pendiente ascendente, así que equiparos con unas buenas deportivas cómodas que empezamos explicar atracciones de abajo a arriba:
Antes de llegar a la pendiente, nos encontraremos con el puente Shinkyo. Según cuenta la leyenda, Shodo Shonin, el sacerdote budista que construyó el primer templo de Nikko, se disponía a cruzar el río Daiya junto a sus discípulos. Sin embargo, ese día el agua estaba muy revuelta y la corriente era muy fuerte, por lo que les impedía llegar a la otra orilla. Así pues, se pusieron a rezar al Dios Jinja Daio para que amainara la corriente y pudieran cruzar el río. La deidad se apiadó de ellos y ordenó a cientos de serpientes rojas y azules que se entrelazaran para crear un puente y así fue cómo Shodo y sus discípulos pudieron cruzar el río.
El puente original se construyó en el año 766 y se desconoce el aspecto que tenía, aunque se cree que era un puente colgante. Posteriormente, en 1509, de acuerdo con los grabados de la época, pasó a ser un puente levadizo, y fue en 1636 cuando adquirió su forma actual, aunque los adornos decorativos se colocaron en 1792.
Este puente era para el uso exclusivo del Emperador, sus generales y sus mensajeros, pero en 1972, el gobierno japonés lo abrió a todo el mundo, y actualmente está considerado uno de los tres puentes más elegantes de Japón, junto al Kintaikyo y al Saruhashi.
Dejando el puente atrás llegamos al Templo Rinno-ji. éste fue el templo fundado por Shodo Shonin en el siglo VIII, es decir, es el templo más antiguo e importante de todo Nikko.
Sanbutsudo es el edificio principal, donde se encuentras unas estatuas de madera laqueadas en oro de Senju-Kannon (la diosa Kannon de mil brazos), Amida y Bato-Kannon (la diosa Kannon con cabeza de caballo). Éstas tres deidades se consideran manifestaciones budistas de las tres deidades de la montaña y fueron consagradas en el Santuario Futarasan. Al lado del Sanbutsudo, encontramos varios objetos que veneran al budismo y al clan Tokugawa. Y como guinda del pastel, un impresionante jardín japonés llamado Shoyoen adorna el exterior de este imponente templo.
Actualmente la fachada está en obras, pero se puede visitar el interior.
Emprendemos el camino y nos topamos con el Nikko Toshogu Treasure Museum o el Museo del Tesoro Toshogu de Nikko. Este museo abrió sus puertas en 2015 para conmemorar el 400 aniversario de la muerte de Tokugawa Ieyasu. En el interior de este edificio modernista podemos ver una impresionante colección de objetos personales del antiguo Shogun, como armaduras, espadas, utensilios de escritura e incluso cartas que él mismo escribió.
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Una mezcla entre modernidad y tradición. |
Y justo a la altura del museo, pero a mano izquierda, observamos el inmenso torii de granito que nos da la bienvenida al Santuario Toshogu y marca el área sagrada. Este torii tiene el nombre de Ishidorii y mide 9'2 metros de altura y 13'2 metros de anchura. Una curiosidad de este torii es que sus travesaños son huecos para minimizar su peso.
Una vez dentro del recinto sagrado, en el primer patio vemos la imponente Pagoda Gojunoto. Una impresionante pagoda de cinco pisos que fue donada en 1650 por un daimyo. Sin embargo, debido a un incendio tuvo que ser reconstruida en 1818. Cada piso del edificio representa en orden ascendente un elemento natural: la tierra, el agua, el fuego, el viento y el cielo. Y dentro se puede observar cómo cuelga de unas cadenas el pilar central.
Si volvemos a la ruta, pronto nos encontraremos la Puerta Principal del Santuario, la Puerta Niomon. Una puerta que sigue el estilo arquitectónico al que nos tiene acostumbrados Japón, es decir, predomino de los colores rojo, dorado y negro. En este punto creo recordar que un guardia os pedirá el ticket de entrada, y creedme no os conviene intentar colaros, ya que el guardia estará bien acompañado de dos grandes estatuas de dioses Nio con cara de pocos amigos... ahí lo dejo. Si vuestro coraje os lo permite, os aconsejo que os toméis un par de segundos para observar bien estas figuras, en concreto sus bocas, y es que la primera figura tiene la boca abierta para pronunciar la letra "a", primera letra del sánscrito y la segunda figura tiene la boca cerrada como queriendo pronunciar "un" la última letra.
Captamos a un monje atravesando la puerta, ¿lo veis?
¡Fijaos en el detalle de las bocas!
Tras cruzar la puerta "de los valientes", nos encontramos ya dentro del recinto del Santuario. Sin duda, el principal motivo por el que os turistas se amontonan en la entrada de Nikko. Cuando se construyó este santuario, los diseñadores tenían en mente la divinidad. Así pues, la construcción muestra una creatividad y cuidado de los detalles extraordinarios. Los colores vivos y los extravagantes tallados contrastan con el diseño más austero típico de Japón.
Justo a la derecha veremos una serie de almacenes antiguos. Sé lo que estáis pensando, si son almacenes, ¿para qué los comentas? Seguro que son muy cutres... para nada, amigos. Son una serie de edificios tallados en madera muy coloridos y elaborados. Sin duda, dignos de contemplar. De todas formas, si siguen sin convenceros, os propongo el juego de buscar las dos tallas más famosas del santuario. Hablo como no puede ser de otra manera, de la talla de los tres monos sabios, que no ven, ni escuchan, ni dicen nada malo; y la talla de los elefantes sozonozo, unos elefantes... peculiares, sin duda peculiares.
¡Ese hombre no ha visto un elefante en su vida, Hulio!
Después de que nos sangren los ojos al ver los elefantes nos encontramos con el Omizuya o Fuente Sagrada, así que estamos de suerte, porque podremos purificarnos (creo que lo hicieron adrede). Esta zona estaba preparada para que la gente se purificara antes de entrar a los templos y santuarios a través de la puerta Yomeimon. Una puerta meticulosamente detallada en la que encontraremos figuras de dragones, de aves y de flores japoneses.
Omizuya y puerta Yomeimon
Y después de una puerta nos encontramos con oootra puerta,
la puerta Karamon. Sin embargo, ésta no se puede cruzar sino que hay que bordearla. Esta puerta nos introduce al
salón de plegarias Haiden construido en 1645, que como su nombre indica, se utiliza como zona de adoración; y al salón principal Honden construido en 1619 y dedicado a la consagración de tres figuras que ya os sonarán de algo: T
okugawa Ieyasu, Toyotomi Hideyoshi y Minamoto Yoritomo. Estos dos salones están conectados entre sí a través de la cámara Ishinoma. Para acceder al interior, debemos
descalzarnos antes y hacer fotos
está terminantemente prohibido debido a que allí se realizan sesiones de relajación.
Puerta Karamon. ¿Soy yo o todas las puertas tienen nombre de Digimon?
Después de ver estos dos salones, pasaremos a ver otro que sin duda, fue uno de mis puntos favoritos de la visita: el salón de los santuarios portátiles Shinyusha. Este santuario alberga los mikoshi o santuarios portátiles. Y es que por el simple hecho de que sean portátiles y se utilicen en los festivales de primavera y de otoño, me encantaron, ya que visualmente son muy parecidos a los demás. Pero imaginármelos adornando las calles de Nikko durante un desfile, no sé, le dio un punto de magia.
Un mikoshi y cómo me imagino a la gente en los festivales llevándolos
Volviendo al salón principal, encontramos a su derecha la
puerta Sakashitamon, la reconoceréis porque es una puerta estrecha plagada de turistas. Y es que todo el mundo quiere una foto de
la talla de madera del gato dormido o nemurineko.
Ay, qué adorables cuando duermen...
Bueno, tras atravesar la puerta Sakashitamon y
subir un tramo de escaleras que se os hará más corto de lo que es por la belleza del paisaje, llegamos a la joya de la corona. Y es que como hemos comentado antes, tooodo este santuario se edificó
en nombre de Tokugawa Iegawu y básicamente para albergar su cuerpo. Por ello, en la cima de todo, descansa su cuerpo en su mausoleo.
Sinceramente, después de ver la ostentosidad de todo el santuario, me esperaba que el
mausoleo de Tokugawa fuera un edificio impresionante cubierto en oro y riquezas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque este mausoleo es más bien austero. Creo que en este punto pensaron: "bueno, este sitio es bastante impresionante en sí, no es necesario recargarlo". Y es que es así, no sé si es por el contraste con el resto del santuario o por el hecho de saber que ahí dentro descansaban los restos de alguien tan importante para Japón como para dedicarle aquella parafernalia, que de verdad que
imponía muchísimo. Definitivamente, merece muchísimo la pena llegar hasta ahí.
Una vez en la cima solo se puede bajar, y para dejaros un buen sabor de boca os recomiendo visitar el
salón Honjido, justo a la izquierda de la puerta Yomeimon. Este salón es famoso por su
pintura del Nakiryu o "Dragón Llorón" y porque según cuentan, debido a la acústica del lugar, se puede oír el lamento del dragón cuando los monjes hacen chocar dos piezas de madera justo debajo de la pintura.
Bueno, hasta aquí la visita de hoy. Sin duda, Nikko cuenta con
mil maravillas que nos dejarán con la boca abierta, además de infinidad de actividades para hacer cualquier día que querramos relajarnos, como simplemente
pasear por la naturaleza o bañarnos en un onsen, ya que aquí son realmente famosos. Está muy bien hacer turismo, pero una tarde de relax tampoco es que haga daño a nadie. Mi consejo es que da igual que tipo de turismo elijáis, Nikko es para tomárselo con calma porque podemos abrumarnos con la cantidad de detalles escondidos en sus atracciones.
Onsen Kinugawa en Nikko
En la próxima entrada, nos alejamos todavía más de Tokyo para descubrir otra súperciudad del país nipón: Osaka.
Stay tuned! またらいしゅう (mata raishuu = hasta la semana que viene)